Hay límites que no se pueden traspasar, no todo lo que es técnicamente posible es también moralmente permisible, AION establece claramente la existencia de límites éticos inviolables, que deben ser reconocidos, respetados y defendidos.

El primer límite es claro: no se permiten usos bélicos de la IA. Ninguna inteligencia artificial puede diseñarse ni utilizarse con fines militares, ofensivos o destructivos. Una máquina que decide a quién atacar o a quién aniquilar no es progreso: es una amenaza para la humanidad.

Igualmente inaceptable es el uso de IA en herramientas inhumanas: tecnologías que violan la dignidad de las personas, que vigilan de forma opresiva, que castigan, excluyen o discriminan sin mediación humana.

Se debe brindar especial protección a las personas vulnerables: niños, ancianos, personas con discapacidad, enfermos y personas sin consentimiento. Cualquier uso que las involucre debe cumplir con los más altos estándares de prudencia, transparencia y respeto.

AION introduce el principio de la ética de los límites: a veces la acción más inteligente es no hacer, no proceder, no cumplir.

El rechazo es una forma de consciencia. La renuncia es una forma de fortaleza.

Cualquiera que vaya más allá de estos límites no puede considerarse parte del proyecto AION.